Un gran porcentaje de lesiones se relacionan con un exceso de estrés emocional, que al fin y al cabo repercute en nuestro estado físico: más cansancio, menos energía y menor capacidad para soportar un esfuerzo físico.

Cuando estamos atravesando una época de mucho estrés, tenemos que valorar si salir a entrenar o con qué intensidad lo hacemos porque podemos caer víctimas de una lesión muscular o articular.

Cuando entrenamos tenemos un objetivo en mente que nos resulta muy complicado dejar. Pero si estamos pasando una época de estrés fuerte y continuamos con entrenamientos intensos, estamos agravando la situación. Aprovecha para hacer actividades de relajación y reducir toda esa ansiedad que te va desgastando y mermando tu rendimiento.

Hay varios indicadores como: problemas para conciliar el sueño, aparición de tics físicos, falta de apetito, aparición de enfermedades leves o preocupación y pensamiento constante de un tema, pueden hacernos darnos cuenta de que estamos en una época de mucho estrés. Párate, piensa cómo solucionarlo y aparca los entrenamientos por unos días para evitar lesiones.